En el 10mo aniversario de su paso a la inmortalidad

 

Por Héctor Avellán

 

La Revolución Popular Sandinista en Nicaragua fue un proceso esencialmente cultural. Desde antes del triunfo los artistas, colectivos y grupos culturales se sumaron a la labor de derrocar a la dictadura somocista, pero también los guerrilleros, ideólogos y militantes del recién creado FSLN vieron en la cultura el vehículo natural de la Revolución.

Retrato del comandante Tomás Borge por el Pintor Oswaldo Guayasamín

Las imágenes de la chinita Arlen Siu con una guitarra en las veladas estudiantiles de los años 70 son parte de esa historia, así también tantas canciones y poemas que se escribieron en la clandestinidad de la lucha y hoy forman parte de ese acervo histórico que es legado de un pueblo que venció con arte y cultura más que con las armas.

Sería largo el tema, pues todo el proceso revolucionario de los años 80 también fue fundamentalmente cultural, la cruenta guerra que libró la contrarrevolución financiada por el Gobierno de turno de los Estados Unidos también se combatió desde las trincheras culturales, con canciones, poesía, danza, teatro, cine, artes plásticas…Pero esto no hubiese sido posible si al frente del proceso revolucionario sus dirigentes no eran sensibles al arte y a la cultura.

El comandante Tomás Borge Martínez (Matagalpa, 13 de agosto, 1930 -Managua, 30 de abril, 2012), fue un dirigente muy sensible al arte y la cultura, que no solo promovió, sino que también se dio a la tarea de crear. Tomás cultivó la poesía, el testimonio, el cuento, la crónica, la historia, el periodismo; que quedó plasmado en libros, en videos y en la memoria del pueblo. Al respecto del Comandante Tomás Borge, el polígrafo e historiador Jorge Eduardo Arellano (Granada de Nicaragua, Julio de 1946), escribe que “De los nueve conductores del proceso revolucionario en los años 80, Tomás Borge Martínez(…) era el más proclive a la creación literaria”.

Foto: Comandante Tomás Borge junto al escritor Julio Cortázar

Dedicado en cuerpo y alma a la dirigencia de un proceso revolucionario que enfrentaba una gran adversidad, su afición por la poesía la mantuvo oculta. Es así que publica su primer libro de poemas hasta en 1990, La Ceremonia esperada (Editorial Nueva Nicaragua, 1990), con prólogo del poeta José Coronel Urtecho (1906-1994). Su segundo libro de poemas ve la luz en 2009, A la sombra de un grano de sal (Lima, El Mirador, 2009) con prólogo del poeta Antonio Corcuera (Contumazá, Perú, 1917- Trujillo, Perú, 2009).

En el año 2015, al tercer año de la partida física del poeta Tomás Borge, de forma póstuma, la cantante peruana y viuda de Tomás, Marcela Pérez, publica Poesía Clandestina reunida, donde se recogen los poemas poco conocidos y de distintas etapas de la vida de Tomás, desde la etapa de encarcelamiento en los años 60 y 70 hasta la primera etapa de la Revolución Popular sandinista.

Pero Tomás también cultivo otros géneros, como el testimonio, que lo llevó a obtener el importante premio cubano Casa de las Américas por su libro La paciente impaciencia, en 1989; y en Un grano de maíz, se da a la tarea de experimentar el género periodístico, libro que reúne tres días de conversaciones con el líder de la Revolución cubana Fidel Castro: “Lo encuentro como siempre, Fidel, de buen humor, hiperquinético, con el traje verde olivo inobjetable. Había soñado, noches atrás, que tenía la barba de un color especial, indefinible, y casi me sorprendo cuando reencuentro el símbolo luminoso y blanco. En medio de la frente —supongo que se lo han dicho—, una especie de destello; los ojos afiebrados, afectuosos, directos; un poco más delgado, un poco más joven”. Escribe Tomás en el inicio de Un grano de Maíz, libro de referencia histórica de ambos líderes revolucionarios.

 

La poesía de Tomás ha sido incluida en diversas antologías y muestras de poesía nicaragüense y latinoamericana. Poesía revolucionaria, que es evidencia que las luchas políticas y por la justicia social van de la mano con la subjetividad y la sensibilidad artística.

Conocí al comandante y poeta Tomás Borge en los años 90, a través de su hijo adoptivo, el periodista Germán Pomares, hijo biológico de ese otro gran guerrillero Germán Pomares, El Danto; en su casa de Bello Horizonte en Managua, cuyas paredes estaban llenas de obras de arte, principalmente arte latinoamericano. Tomás era un hombre parco, diáfano y sencillo como su poesía; Aún guardo su abrazo cálido y paternal.

Managua, 28 de abril de 2022

 

MI VENGANZA PERSONAL

Mi venganza personal será el derecho

de tus hijos a la escuela y a las flores.

Mi venganza personal será entregarte

este canto florecido sin temores.

 

Mi venganza personal será mostrarte

la bondad que hay en los ojos de mi pueblo.

Implacable en el combate siempre ha sido

y más firme y generoso en la victoria.

 

Mi venganza personal será decirte

buenos días, sin mendigos en las calles

cuando en vez de encarcelarte te proponga

que sacude la tristeza de los ojos.

 

Cuando vos – aplicador de la tortura

ya no puedas levantar ni la mirada

mi venganza personal será entregarte

estas manos que una vez vos maltrataste

sin lograr que abandonaran la ternura.

 

Y es que el pueblo fue, el que más te odio

cuando el canto fue lenguaje de violencia

pero el pueblo hoy – bajo de su piel

roji-negro tiene erguido el corazón.

 

Héctor Avellán (Managua, 1973) ha publicado tres poemarios: Las ciruelas que guardé en la hielera (León, 1993), La Mala uva (CNE, Managua, 1997) y Más dulce que el amor (HIVOS, 2013). Se ha desempeñado como docente de lengua y literatura de educación media y actualmente es Director del Departamento de la literatura del Instituto Nicaragüense de Cultura.